Desertificación: lucha contra la catástrofe silenciosa.
Gonaives, Haití, septiembre 2008
Este artículo nace como resultado de la conversación que sostuvo la cadena de televisión DW - WORLD con Anselm Duchrow sobre el proyecto regional contra la desertificación de la GTZ
En Haití, la
situación es especialmente grave: apenas entre 1 y 2 por ciento de zonas
boscosas existen sobre la isla caribeña.
La suerte de
Haití es compartida por República Dominicana y Honduras, cuyo desarrollo se ve
seriamente afectado por una desertificación que no es fácil de cuantificar. “En
la zona fronteriza entre Haití y República Dominicana es especialmente difícil
el suministro de agua y las reservas están muy disminuidas. El sur de Honduras,
según las estadísticas, sufre la mayor pobreza de la región y tiene los peores
indicadores de desarrollo, como son educación o situación de la mujer.
Desertificación es sinónimo de altos niveles de pobreza, ambas se condicionan
mutuamente”, afirma Duchrow.
En siete
años de cooperación técnica en la región, la agencia alemana asevera haber
conseguido modestos avances. Así por ejemplo, su trabajo a nivel de
organizaciones campesinas para difundir métodos de acopio y conservación de
aguas de lluvias ha sido bien recibido. En colaboración con el DED (Servicio
alemán para el Desarrollo) y ASA (Articulacao do Semi-Arido Brasileiro)
capacitaron albañiles en la construcción de cisternas de almacenamiento en
comunidades que no tienen acceso al agua, sobre todo en meses secos.
En República
Dominicana –en donde llueve sólo en dos períodos- se puede llegar a recoger
18.000 litros. La buena acogida del programa hizo que se replicara en
Guatemala, El Salvador y Panamá.
Además de
que la desertificación dificulta el acceso al agua, “la pobreza lleva a que la
gente utilice los últimos recursos que les quedan de manera especialmente
intensa y utilizan por ejemplo las laderas para sembrar, sin terrazas y sin
protección contra la erosión”, informa Duchrow añadiendo que el exceso de
regadío, los monocultivos –como el café en Haití- y la sobreexplotación de la
ganadería son otros factores de desertificación.
Dado que
esto último no ocurre a nivel de pequeños agricultores, la agencia de
cooperación alemana enfoca el problema a nivel político en el campo de la
asesoría técnica. También cooperan con las entidades educativas en la
elaboración de programas de educación medioambiental.
“Se trabaja
mucho con radios locales;, donde producimos programas de radio y los repartimos
por el país. Tienen muy buena acogida”, cuenta Duchrow. Si bien los
300.000 euros anuales dedicados a este programa de cooperación no representan
un gran volumen financiero, “no son una gota de agua en el desierto”, replica
el agente de la GTZ: “Cooperamos donde los omportamientos o la política pueden
ser cambiados, donde las sociedades pueden enfrentar el problema por sí solas.
Tampoco se
espera de nosotros que invirtamos mucho, de nosotros se espera asesoría y ésta
no es terriblemente cara. La desertificación es un problema que surge también
de las inversiones mal orientadas. Por eso no sirve de nada hacer proyectos de
protección, sino que más bien se trata de reorientar las inversiones”.
A pesar de
la presencia y la cooperación de diversas organizaciones internacionales y de
los más o menos fondos que fluyen hacia la región, la situación es
desesperante. “El éxito de nuestro programa está íntimamente relacionado con la
solución de muchos otros problemas políticos. Para hacer una política de desarrollo
razonable en estas regiones, se necesita mejorar las estructuras nacionales,
que en ciertos municipios rurales casi no existen”, asevera Duchrow.
En Haití,
después de años de guerra civil, las estructuras nacionales tienen que ser
reconstruidas por completo. “Estamos conscientes de que un Estado como éste, de
papel, requiere de mucha inversión que nosotros mismos no estamos en capacidad
de dar; es una tarea que rebasa nuestro mandato”.
A la
pregunta si el dinero empleado en la desertificación estaría, entonces, mejor
empleado en la reconstrucción de las estructuras políticas, el experto de la
GTZ responde negativamente y puntualiza: “Justo en el caso de Haití si la
estrategia entera estuviese orientada a reconstruir el país, puede darse el
caso de que se invierta mucho dinero en estructuras carcomidas y que a la
población no le llegara la ayuda. Hay que enfrentar ambos lados y no existe una
estrategia correcta, no se puede decir que los dineros invertidos en política
medioambiental estarían mejor invertidos en procesos de democratización pues
éstos dependen de los medios de subsistencia de la gente, de la calidad de los
suelos y, en bastante medida, del agua”.
COMPRENSIÓN LECTORA
¿Según el texto, cómo se relaciona el fenómeno de la desertificación en Haití con los problemas de la estructura política?
¿Por qué la ayuda que presta la agencia GTZ a Haití no consiste en invertir dinero en la áreas afectadas?
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